15 Jun Efectos secundarios del alcohol

– ¿Te he dicho que tienes unas piernas increíbles y que estoy un poco borracho?

Adam consigue enfocar la mirada.

Emma le ha escuchado de pie todo ese tiempo. Parece algo… ¿Sorprendida? Sí, puede que sea eso. Le sienta bien esa expresión en la cara. Está preciosa con esa boca entre abierta y sin saber qué decir.

– Estás borracho.- murmura con esa voz censuradora.

– Te lo acabo de decir. Y que tienes unas pierna…

– Ya te he oído.- le interrumpe Emma bruscamente.

– Ah.- Adam se queda mirándola, doble o triple. Dos o tres Emmas le miran implacable, con los labios apretados y esos ojos azules atravesándole de parte a parte.

El silencio entre ellos es espeso, nuevo, diferente.

– Me voy a la cama.- determina la chica, que sabe que si se queda un minuto más es capaz de quitarle esa botella medio llena de whiskey y acabársela ella misma. No había tenido un buen día. Y un insistente Adam borracho era demasiado peligroso para sus defensas en ese momento.

– Me alegro por ella.

Ya está, se tiene que ir. Ya. O las cosas podrían acabar con arrepentimientos al día siguiente y un bonito dolor de cabeza.

– Eres…

– ¿Encantador? ¿Guapo? ¿Inteligente? ¿Arrebatador?

– Idiota.- Y, desgraciadamente, todo lo demás también.