30 Oct «Lo intenté»

Levantarse cada día a enfrentarse al mundo.
Era su lema, su forma de vida, su filosofía. Eso que le hacía salir a la calle con una enorme sonrisa, con un optimismo que contagiaba a la marea de personas grises con las que se cruzaba a lo largo del día. Su norma al levantarse, la máscara que se quitaba al meterse en la cama cada noche desde que aquel médico  sentenció su vida, lo que le quedaba de vida al menos.

No se lo dijo a nadie, lo guardó bajo llave en una cajita que solo se permitía abrir por las noches, en la soledad de su habitación, cuando nadie veía cómo se derrumbaba para volver a reconstruirse la mañana siguiente.

– Sé tu secreto, Amanda.- Le dijo Thomas, una mañana.

Thomas era el chico con el que llevaba tres semanas liada, intentando no privarse de las cosas buenas de la vida pero sin dejar que llegara a su corazón, solo pasarlo bien, hacer vida normal sin permitirse llegar a algo serio, aun así, ese chico de ojos verdes había conseguido filtrarse por todos los escudos y murallas que Amanda había forjado a su alrededor en solo unos días. Cuando le escuchó, Amanda se quedó pretificada, de espaldas a él. Un escalofrío le atravesó su esquelética espalda.

– Sé que te sientes sola, que tratas de convencer a todos de que estás bien, de que nada te quita el sueño por las noches, mientras tratas de tapar tus ojeras con maquillaje. Sé que ocultas algo que no quieres que nadie sepa, ni siquiera la persona más cercana a ti, pero te sientes rota por dentro por llevar esa carga.- Amanda notó la cálida mano de Thomas posarse en su hombro.- Sé que te duele y sé que tienes miedo, Amanda.

La barbilla de Amanda tembló. Después cogió aire y rompió a llorar desconsoladamente.